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15 septiembre, 2011

Festos


Al Palacio de Festos llegamos alrededor de las 10 de la mañana. Craso error. En verano, a Festos se ha de ir a primera hora de la mañana o a última de la tarde. El calor a esa hora empieza a ser sofocante. Hay pocos árboles donde cobijarse del intenso sol de julio. Además, sobre las 10'30 h. autobuses repletos de turistas de todas las nacionalidades comienzan a inundar el recinto arqueológico.



 La entrada nos costó 4 euros por persona. No proporcionan ningún folleto explicativo pero, a la salida, puedes comprar buenos libros sobre el yacimiento (en todos los idiomas) a muy buen precio.  También hay una pequeña cafetería.




Aquí tenéis un pequeño resumen sobre Festos, uno de los principales centros de la civilización minoica:
El emplazamiento privilegiado de Festos, en una colina cerca de la playa, posibilitó que una gran parte del área geogràfica de Festos fuera habitada ya desde el neolítico (aprox. 3000 a.C.)
En su época de mayor esplendor era una ciudad soberana, independiente e importante. Disponía de dos puertos para el comercio: Matala y Komós.
Gran parte de la ciudad y el propio Palacio de Festos fueron destruidos por un terremoto sobre el año 1700 a. C., aunque más tarde se volvió a edificar sobre los restos de la villa.


Las excavaciones arqueológicas de Festos empezaron en 1900 con F. Halbherr y fueron continuadas por la Escuela Arqueológica Italiana con Doro Levi y Luigi Pernier, quién - durante una de sus excavaciones - descubrió el famoso Disco de Festos. Se trata de una pieza circular de arcilla en forma de plato con 61 inscripciones jeroglíficas en ambas caras del disco y cuya datación se sitúa en la Edad de Bronce. Actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de la ciudad de Heraclión.



Los restos arqueológicos del Palacio de Festos nos muestran la importancia de la ciudad: un gran patio enlosado, gradas, pozos, patio de luces, almacenes, habitaciones con bancos, cisternas, hornos y salones de la reina y del rey.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucha envidia me dais, 'cretenses'... Seguro que fue un viaje para no olvidar. Un saludo. RZ

CarmeLa dijo...

No creas, RZ. Fue un viaje casi inolvidable, pero a estas alturas ya tengo que hacer un verdadero esfuerzo para recordar mis sensaciones cretenses.
besos