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11 febrero, 2007

La cuna del habano


En Cuba descubrí que hay tantas Cubas como cubanos y que cada uno interpreta el país de forma diferente.


Me asombró su delgadez fibrosa y musculada. Deben de andar, andar y andar. Es imposible hacer una vida sedentaria.

Cuando nosotros estuvimos en la isla, en el año 2002, pudimos comprobar que fuera de La Habana la falta de vehículos, públicos o privados, era algo evidente.


El desplazamiento por la isla era complicado, sobre todo para un cubano. Los turistas no tenían ningún problema, simplemente alquilaban un coche y recorrían la isla. No hubo ni un solo día en que no recogiéramos a alguna persona que hiciera autoestop  Es más, muchas veces subía alguien al coche inmediatamente después de que bajara el anterior pasajero. Llegamos a llevar a médicos, jóvenes  madres con niños etc. Fue una experiencia muy enriquecedora. Conocimos y hablamos con cantidad de personas diferentes. 



En Cuba, la carretera principal, que cruza la isla, siempre está repleta de gente esperando, esperando y esperando, a que pase la gua-gua (el autobús-camión) o que alguien los recoja y acerque a sus casas.

Uno de los recorridos que más nos gustó fue el de atravesar el valle de Viñales, en la provincia de Pinar del Río. Una zona muy fértil de la isla. 
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​El Valle de Viñales es uno de los lugares más sorprendentes de Cuba. Cerca no muy lejos encuentras playas espectaculares, por la zona de Santa Lucía y Puerto Esperanza. Aunque, el valle es igualmente espectacular. Con sus altos mogotes. Tiene una extensión de casi 42 kilómetros cuadrados. Eso significa un buen número de senderos y caminos para recorrer entre altos árboles y frondosos caminos de tierra.​ Además los mogotes, presentan formaciones subterráneas, cuevas y galerías por dónde descubrir una Cuba diferente a las de las playas de arena blanca, típico reclamo de la isla.


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